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Solos tu y yo
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Solos tu y yo
Bueno, decidí subir mi primer fic. La verdad no he estado muy inspirado estos últimos días pero me surgió esta idea y no quise dejarla escapar. Tenía pensado hacer un one-shot, pero prefiero hacer una historia de unos pocos capítulos, tal vez 4 o 5. habrá lemon, y alguna escenas bastante explícitas.
Personalmente, no creo que este capitulo haya quedado demasiado bien, en cuando a la redacción y a la extensión, pero me esforzaré en los siguientes por alcanzar mi nivel digamos "habitual".
Si se preguntan porque decidí escribirlo a pesar de no estar inspirado, bueno, siento que uno debe esforzarse siempre e intentar hallar la mejor forma de salir adelante ^^, lo he subido en otro foro anteriormente, pero pro motivos de estudio no lo acabe, siquiera lo segui aun ^^u.
-cocinando un uke en una holla- ahora a los que nos importa.
Espero que les guste y por supuesto acepto y aprovecho cualquier tipo de critica.
Autor: Syaoran-kun (kanon aqui)
Pareja: Syaoran x Kurogane
Género: yaoi,drama,romance
Lemmon: lo habrá
Personajes pertenecientes al grupo clamp(del anime/manga Tsubasa Resevoir Chronicle)
Solo tu y yo
CAPITULO 1
-¡Vamos, Syaoran! -exclamó la pequeña criatura al joven, saltando alegremente sobre una cómoda.
EL pequeño y regordete conejo parlante saltó sobre el hombro del muchacho para besarle la mejilla, antes de volver a brincar soltando un débil <> para salir de la habitación por la ventana.
Él sonrió e intento acomodarse la corbata de moño.
-Ah… Kurogane-san se equivocó un poco en las medidas… -se lamentó.
Había pasado la última media hora intentando vestirse con aquel uniforme de mesero de un modo que le resultase cómodo, pero no lo lograba.
Soltando un suspiro de resignación decidió ignorar la incomodidad de la ropa, al fin y al cabo aquella persona se había tomado la molestia de ir a comprar ropa para él, y no quería molestarle.
Se revolvió inconscientemente el espeso y claro cabello castaño, mientras observaba sus ojos ambarinos en el espejo. Su mirada vago por el resto de su cuerpo. El uniforme, pese a quedarle bastante al pelo, no se veía mal, siempre había sido un chico delgado.
Syaoran salió de la habitación, llegando por un pasillo a la parte delantera de la gran casona en la que se hallaba.
Habían montado una cafetería en ese lugar, tras haber llegado a ese mundo con la ayuda de Mokona y, puesto que no había nadie más en casa en ese momento, le tocaba al chico abrir el establecimiento.
-Sakura-hime y Fye-san… deben haber salido –murmuró.
Cargando hasta la puerta de entrada un cartel de <>, fijó su vista en un anuncio mucho más grande, adornado con dibujos y un esmerado tallado con forma de gato que indicaba el nombre de la cafetería.
-Cat’s eyes… Psh, vaya mierda –gruño una pesada voz a espaldas de Syaoran-, debe haberlo elegido ese mago latoso.
-Ah, Kurogane-san –dijo el chico volteando con una amable mirada, ignorando el lenguaje del mayor como siempre-, bienvenido.
-Ten –respondió el hombre secamente, poniéndole en las manos un pesado saco de harina y haciendo trastabillar al chico al entrar detrás de él al local.
Syaoran caminó hasta la parte posterior de la barra, cargando el saco hasta dejarlo en la alacena, y regreso para ver al alto y desgarbado hombre sentándose en uno de los banquillos.
Se trataba de un hombre alto, fornido y bastante musculoso, y a pesar de ser bastante joven su actitud y porte eran los de un orgulloso guerrero. Su cabello oscuro se dispersaba en todas direcciones, salvando unos mechones que le caían despreocupadamente sobre la frente, como señalando a sus ojos. Sus felinos ojos de color escarlata.
Syaoran se sonrojó sin poder explicarse el motivo, pensando de un modo bastante inocente el gran atractivo que ofrecía el moreno perfil de Kurogane. Sacudió su cabeza para apartar ese pensamiento, pues notaba un extraño cosquilleo en el estómago.
-¿Te ocurre algo? –preguntó este con su grave y pausada voz al reparar en que el joven le miraba.
-¡Ah! No… nada…
-Te he visto cuidar a la princesa toda la noche mientras dormía… -prosiguió, clavando en él sus ojos con una neutral y seria expresión como si le pudiera traspasar con la mirada-, deberías relajarte más, por mucho que la veles, si estás cansado no puedes hacer nada para protegerla.
En circunstancias normales el chico se habría sorprendido ante aquellas palabras, se habría puesto rojo como un tomate o habría negado con voz entrecortada aquello.
Esta vez en cambio, simplemente sonrió.
Syaoran bajó la mirada con un plato en las manos, olvidando por un momento lo que estaba haciendo.
-Yo… no sé qué debo sentir por ella… -dijo suavemente, entrecerrando los ojos con aire entristecido.
-Si no sabes lo que sientes… deja de preocuparte mocoso, sufre cuando sepas al menos porque estas lamentándote –apuntó Kurogane, acomodándose la parte superior de su traje. Iba vestido con un Hakama, una prenda tradicional de Japón que consistía en unos anchos pantalones tableados y rojos, que a la vista parecía una larga falda, y una holgada camisa blanca en la parte superior.
-Me sentí culpable por… verla de otro modo ahora… y confundido por sentirme… atraído por alguien más.
Kurogane levantó la vista arqueando una ceja, como si reprimiera las ganas de decirle algo para que cerrara la boca. Seguramente escuchar los discursos sentimentales del chico le aburriría, pero se limitó a observarle, notando lo ajustadas que le venían las prendas que le había comprado.
Syaoran no parecía haberse dado cuenta, pero esa había sido su intención al “equivocarse” con las medidas.
-Kurogane-san… -murmuró levantando lentamente la mirada para verle-, Está bien que… me… que me… ¿Guste un hombre? –preguntó de pronto, temiendo que aquel serio e impasible hombre se burlara o apartara de él.
Kurogane solo se dedicó a mirarle, poniéndose de pie lentamente y caminando hacia él rodeando la barra.
-Sabes mocoso…-empezó a decir, llegando al lado de la barra donde se encontraba el chico, apoyando una mano en el hombro de Syaoran e inclinándose hasta llegar a su oído-, he visto cómo te masturbabas en tu habitación…
-¡¿q-que?!-exclamó Syaoran sonrojándose de golpe.
Intentó apartarse del mayor, con las mejillas completamente encendidas de vergüenza y de miedo, pero este le retuvo, empujándolo para pegarle a la barra, que le llegaba a la altura de la cintura, por lo cual quedaron ambos un tanto inclinados sobre esta. Acaso Kurogane había…
-Si… -dijo el hombre en su oído como si le hubiera adivinado el pensamiento-, escuche… como jadeabas mi nombre mientras te lo frotabas…
Syaoran se quedó estático, completamente tensionado y sin saber que decir para salir de aquella situación. Era verdad… lo había hecho, se había dado placer con la sola imagen de Kurogane en su mente. No era posible sentirse tan excitado y atraído por otro hombre, pero el chico no podía evitarlo… le había llamado en sus sueños.
Antes de que pudiese poner resistencia, Kurogane tomó la muñeca de Syaoran fuertemente y le volteó, pegando su amplio pecho a su espalda. Notó la diferencia de fuerza, el hombre era mucho más grande que él.
-P-por favor… suéltame… no quise hacerte enfadar así… yo no…
-¿No quisiste ponerme tan duro? –preguntó Kurogane, mordiendo la parte superior de la oreja de Syaoran.
El chico abrió los ojos completamente, fuera de sí. ¿Acaso no iba Kurogane a golpearlo? Pero si parecía que…
-¿Quieres que lo que imaginaste ocurra de verdad mocoso? –preguntó, dejándolo por tercera vez sin palabras.
Las mejillas de Syaoran se encendieron completamente, mientras sus sentidos se nublaban. No creía posible aquello, pero la mano de Kurogane se había puesto solicita sobre su ingle, apretando su zona íntima bajo los pantalones.
-Kurogane… san-no tienes que… perdóname –pidió desesperado, cerrando los ojos fuertemente- n-no… no tienes que torturarme así, no volveré a pensar asi en… ti…
-¿Quién dijo que quiero torturarte? –Preguntó Kurogane quedándose inmóvil, sujetando el cuerpo de Syaoran por la espalda con asombrosa suavidad a pesar de su firmeza-, Quiero hacerte el amor mocoso… quiero que me sientas dentro de ti… Syaoran.
La respiración del chico pareció abandonarle del todo. Kurogane jamás le había llamado por su nombre y, si bien jamás le había importado, ahora había invadido todo su cuerpo con un cálido cosquilleo.
-Otra vez… esa sensación… -murmuró, sintiendo la mano del mayor sobre su entrepierna, sintiendo como su virilidad cobraba vigor lentamente, provocando que su vergüenza aumentara considerablemente-, K-Kurogane-san… al menos yo te… ¿al menos sientes algo por mí?
Kurogane no respondió y levantó al chico sin ningún esfuerzo para cargarlo por el pasillo, llevándolo a su propia habitación para cerrar la puerta detrás de sí.
Syaoran no se resistió, pero se quedó en silencio al ser cargado, experimentaba una especie de embotamiento al preguntarse si de verdad sentía un sentimiento de amor hacia el otro. Su realidad le había golpeado de frente, como si hubiera llegado al final de un callejón sin salida.
Las cortinas estaban cerradas pero una tenue luz iluminaba la habitación. Syaoran tragó saliva, antes de que el otro le dejara sobre la cama, atemorizándolo completamente con su brusquedad.
-Yo… por favor no… no me hagas… daño.
Syaoran enmudeció completamente, no entendía porque había dicho eso de ese modo, estaba claro que no le lastimaría jamás. Kurogane jamás lo heriría.
Frente a él, Kurogane se desnudaba sin ningún recato, dejando ver su amplia espalda y su trabajado pecho mientras sus manos…
Se sonrojó al máximo mientras el moreno hombre se quitaba la ropa interior, dejando a la vista toda su gran y excitada hombría. Para Syaoran, verle completamente desnudo ni siquiera se comparaba con lo que había llegado a imaginar.
-No te haré daño maldita sea… -dijo inclinándose sobre el chico para besar sus labios de un momento a otro-, dije que te haré el amor… ¿no te dice eso lo que siento? Entiéndelo tú mismo, no esperes que lo diga directamente.
Syaoran se sorprendió al ser besado, parpadeando mientras miraba a aquella persona desnuda sobre él. Logró sonreír débilmente, aquel tacto sobre sus labios era algo que jamás había sentido…
-Yo…
-Esta corbata está demasiado ajustada… -dijo Kurogane en voz baja-, suerte que elegí ropa apretada para ti… puedo ver como reaccionas incluso vestido…
Syaoran no pudo evitarlo, aunque se dio cuenta a los pocos segundos que tampoco deseaba hacerlo. Las manos de Kurogane recorrían ya su cuerpo quitando su camisa… y él no le detendría.
-Creo que tú me…
-shh… -le interrumpió nuevamente aquella pausada voz-, quiero saber si de verdad quieres esto conmigo… me vuelves loco mocoso… no sé cómo reaccionar frente a ti… necesito saber lo que sientes.
-K-kurogane-san yo jamás lo he hecho con nadie –musitó, intentando no perderse en el mar de sensaciones que le embriagaban al estar semidesnudo bajo el cuerpo de Kurogane, quien no llevaba absolutamente nada.
-Te haré mío… al menos por una vez –susurró en su oído-, no necesito nada más.
-----
espero que les guste, gracias por leer. me disculpo por la poca duración, pero no suelo extenderme demasiado en el primer capitulo ^^ como si fuese una pequeña introducción.
Personalmente, no creo que este capitulo haya quedado demasiado bien, en cuando a la redacción y a la extensión, pero me esforzaré en los siguientes por alcanzar mi nivel digamos "habitual".
Si se preguntan porque decidí escribirlo a pesar de no estar inspirado, bueno, siento que uno debe esforzarse siempre e intentar hallar la mejor forma de salir adelante ^^, lo he subido en otro foro anteriormente, pero pro motivos de estudio no lo acabe, siquiera lo segui aun ^^u.
-cocinando un uke en una holla- ahora a los que nos importa.
Espero que les guste y por supuesto acepto y aprovecho cualquier tipo de critica.
Autor: Syaoran-kun (kanon aqui)
Pareja: Syaoran x Kurogane
Género: yaoi,drama,romance
Lemmon: lo habrá
Personajes pertenecientes al grupo clamp(del anime/manga Tsubasa Resevoir Chronicle)
Solo tu y yo
CAPITULO 1
-¡Vamos, Syaoran! -exclamó la pequeña criatura al joven, saltando alegremente sobre una cómoda.
EL pequeño y regordete conejo parlante saltó sobre el hombro del muchacho para besarle la mejilla, antes de volver a brincar soltando un débil <
Él sonrió e intento acomodarse la corbata de moño.
-Ah… Kurogane-san se equivocó un poco en las medidas… -se lamentó.
Había pasado la última media hora intentando vestirse con aquel uniforme de mesero de un modo que le resultase cómodo, pero no lo lograba.
Soltando un suspiro de resignación decidió ignorar la incomodidad de la ropa, al fin y al cabo aquella persona se había tomado la molestia de ir a comprar ropa para él, y no quería molestarle.
Se revolvió inconscientemente el espeso y claro cabello castaño, mientras observaba sus ojos ambarinos en el espejo. Su mirada vago por el resto de su cuerpo. El uniforme, pese a quedarle bastante al pelo, no se veía mal, siempre había sido un chico delgado.
Syaoran salió de la habitación, llegando por un pasillo a la parte delantera de la gran casona en la que se hallaba.
Habían montado una cafetería en ese lugar, tras haber llegado a ese mundo con la ayuda de Mokona y, puesto que no había nadie más en casa en ese momento, le tocaba al chico abrir el establecimiento.
-Sakura-hime y Fye-san… deben haber salido –murmuró.
Cargando hasta la puerta de entrada un cartel de <
-Cat’s eyes… Psh, vaya mierda –gruño una pesada voz a espaldas de Syaoran-, debe haberlo elegido ese mago latoso.
-Ah, Kurogane-san –dijo el chico volteando con una amable mirada, ignorando el lenguaje del mayor como siempre-, bienvenido.
-Ten –respondió el hombre secamente, poniéndole en las manos un pesado saco de harina y haciendo trastabillar al chico al entrar detrás de él al local.
Syaoran caminó hasta la parte posterior de la barra, cargando el saco hasta dejarlo en la alacena, y regreso para ver al alto y desgarbado hombre sentándose en uno de los banquillos.
Se trataba de un hombre alto, fornido y bastante musculoso, y a pesar de ser bastante joven su actitud y porte eran los de un orgulloso guerrero. Su cabello oscuro se dispersaba en todas direcciones, salvando unos mechones que le caían despreocupadamente sobre la frente, como señalando a sus ojos. Sus felinos ojos de color escarlata.
Syaoran se sonrojó sin poder explicarse el motivo, pensando de un modo bastante inocente el gran atractivo que ofrecía el moreno perfil de Kurogane. Sacudió su cabeza para apartar ese pensamiento, pues notaba un extraño cosquilleo en el estómago.
-¿Te ocurre algo? –preguntó este con su grave y pausada voz al reparar en que el joven le miraba.
-¡Ah! No… nada…
-Te he visto cuidar a la princesa toda la noche mientras dormía… -prosiguió, clavando en él sus ojos con una neutral y seria expresión como si le pudiera traspasar con la mirada-, deberías relajarte más, por mucho que la veles, si estás cansado no puedes hacer nada para protegerla.
En circunstancias normales el chico se habría sorprendido ante aquellas palabras, se habría puesto rojo como un tomate o habría negado con voz entrecortada aquello.
Esta vez en cambio, simplemente sonrió.
Syaoran bajó la mirada con un plato en las manos, olvidando por un momento lo que estaba haciendo.
-Yo… no sé qué debo sentir por ella… -dijo suavemente, entrecerrando los ojos con aire entristecido.
-Si no sabes lo que sientes… deja de preocuparte mocoso, sufre cuando sepas al menos porque estas lamentándote –apuntó Kurogane, acomodándose la parte superior de su traje. Iba vestido con un Hakama, una prenda tradicional de Japón que consistía en unos anchos pantalones tableados y rojos, que a la vista parecía una larga falda, y una holgada camisa blanca en la parte superior.
-Me sentí culpable por… verla de otro modo ahora… y confundido por sentirme… atraído por alguien más.
Kurogane levantó la vista arqueando una ceja, como si reprimiera las ganas de decirle algo para que cerrara la boca. Seguramente escuchar los discursos sentimentales del chico le aburriría, pero se limitó a observarle, notando lo ajustadas que le venían las prendas que le había comprado.
Syaoran no parecía haberse dado cuenta, pero esa había sido su intención al “equivocarse” con las medidas.
-Kurogane-san… -murmuró levantando lentamente la mirada para verle-, Está bien que… me… que me… ¿Guste un hombre? –preguntó de pronto, temiendo que aquel serio e impasible hombre se burlara o apartara de él.
Kurogane solo se dedicó a mirarle, poniéndose de pie lentamente y caminando hacia él rodeando la barra.
-Sabes mocoso…-empezó a decir, llegando al lado de la barra donde se encontraba el chico, apoyando una mano en el hombro de Syaoran e inclinándose hasta llegar a su oído-, he visto cómo te masturbabas en tu habitación…
-¡¿q-que?!-exclamó Syaoran sonrojándose de golpe.
Intentó apartarse del mayor, con las mejillas completamente encendidas de vergüenza y de miedo, pero este le retuvo, empujándolo para pegarle a la barra, que le llegaba a la altura de la cintura, por lo cual quedaron ambos un tanto inclinados sobre esta. Acaso Kurogane había…
-Si… -dijo el hombre en su oído como si le hubiera adivinado el pensamiento-, escuche… como jadeabas mi nombre mientras te lo frotabas…
Syaoran se quedó estático, completamente tensionado y sin saber que decir para salir de aquella situación. Era verdad… lo había hecho, se había dado placer con la sola imagen de Kurogane en su mente. No era posible sentirse tan excitado y atraído por otro hombre, pero el chico no podía evitarlo… le había llamado en sus sueños.
Antes de que pudiese poner resistencia, Kurogane tomó la muñeca de Syaoran fuertemente y le volteó, pegando su amplio pecho a su espalda. Notó la diferencia de fuerza, el hombre era mucho más grande que él.
-P-por favor… suéltame… no quise hacerte enfadar así… yo no…
-¿No quisiste ponerme tan duro? –preguntó Kurogane, mordiendo la parte superior de la oreja de Syaoran.
El chico abrió los ojos completamente, fuera de sí. ¿Acaso no iba Kurogane a golpearlo? Pero si parecía que…
-¿Quieres que lo que imaginaste ocurra de verdad mocoso? –preguntó, dejándolo por tercera vez sin palabras.
Las mejillas de Syaoran se encendieron completamente, mientras sus sentidos se nublaban. No creía posible aquello, pero la mano de Kurogane se había puesto solicita sobre su ingle, apretando su zona íntima bajo los pantalones.
-Kurogane… san-no tienes que… perdóname –pidió desesperado, cerrando los ojos fuertemente- n-no… no tienes que torturarme así, no volveré a pensar asi en… ti…
-¿Quién dijo que quiero torturarte? –Preguntó Kurogane quedándose inmóvil, sujetando el cuerpo de Syaoran por la espalda con asombrosa suavidad a pesar de su firmeza-, Quiero hacerte el amor mocoso… quiero que me sientas dentro de ti… Syaoran.
La respiración del chico pareció abandonarle del todo. Kurogane jamás le había llamado por su nombre y, si bien jamás le había importado, ahora había invadido todo su cuerpo con un cálido cosquilleo.
-Otra vez… esa sensación… -murmuró, sintiendo la mano del mayor sobre su entrepierna, sintiendo como su virilidad cobraba vigor lentamente, provocando que su vergüenza aumentara considerablemente-, K-Kurogane-san… al menos yo te… ¿al menos sientes algo por mí?
Kurogane no respondió y levantó al chico sin ningún esfuerzo para cargarlo por el pasillo, llevándolo a su propia habitación para cerrar la puerta detrás de sí.
Syaoran no se resistió, pero se quedó en silencio al ser cargado, experimentaba una especie de embotamiento al preguntarse si de verdad sentía un sentimiento de amor hacia el otro. Su realidad le había golpeado de frente, como si hubiera llegado al final de un callejón sin salida.
Las cortinas estaban cerradas pero una tenue luz iluminaba la habitación. Syaoran tragó saliva, antes de que el otro le dejara sobre la cama, atemorizándolo completamente con su brusquedad.
-Yo… por favor no… no me hagas… daño.
Syaoran enmudeció completamente, no entendía porque había dicho eso de ese modo, estaba claro que no le lastimaría jamás. Kurogane jamás lo heriría.
Frente a él, Kurogane se desnudaba sin ningún recato, dejando ver su amplia espalda y su trabajado pecho mientras sus manos…
Se sonrojó al máximo mientras el moreno hombre se quitaba la ropa interior, dejando a la vista toda su gran y excitada hombría. Para Syaoran, verle completamente desnudo ni siquiera se comparaba con lo que había llegado a imaginar.
-No te haré daño maldita sea… -dijo inclinándose sobre el chico para besar sus labios de un momento a otro-, dije que te haré el amor… ¿no te dice eso lo que siento? Entiéndelo tú mismo, no esperes que lo diga directamente.
Syaoran se sorprendió al ser besado, parpadeando mientras miraba a aquella persona desnuda sobre él. Logró sonreír débilmente, aquel tacto sobre sus labios era algo que jamás había sentido…
-Yo…
-Esta corbata está demasiado ajustada… -dijo Kurogane en voz baja-, suerte que elegí ropa apretada para ti… puedo ver como reaccionas incluso vestido…
Syaoran no pudo evitarlo, aunque se dio cuenta a los pocos segundos que tampoco deseaba hacerlo. Las manos de Kurogane recorrían ya su cuerpo quitando su camisa… y él no le detendría.
-Creo que tú me…
-shh… -le interrumpió nuevamente aquella pausada voz-, quiero saber si de verdad quieres esto conmigo… me vuelves loco mocoso… no sé cómo reaccionar frente a ti… necesito saber lo que sientes.
-K-kurogane-san yo jamás lo he hecho con nadie –musitó, intentando no perderse en el mar de sensaciones que le embriagaban al estar semidesnudo bajo el cuerpo de Kurogane, quien no llevaba absolutamente nada.
-Te haré mío… al menos por una vez –susurró en su oído-, no necesito nada más.
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espero que les guste, gracias por leer. me disculpo por la poca duración, pero no suelo extenderme demasiado en el primer capitulo ^^ como si fuese una pequeña introducción.
Invitado- Invitado
Re: Solos tu y yo
Veamos, primero que nada quiero pan (?) *aparece pan de la nada y empieza comerlo*
Ejem... En lo particular mehan obligado a leer más gusta más la pareja de KuroganexFye, pero me ha parecido muy buena tu idea para el fic ( aunque nunca terminé de ver Tsubasa Chronicles) y no me desagrada en lo absoluto la pareja de KuroxSyao, así que seguiré leyendo~
Una recomiendación, separa un poco más los diálogos o la narración, almenos a mi (no sé si ha alguien más) se me hizo un poco pesado leer todo tan junto, se me perdía entre tantas letras, aunque eso puede ser culpa de mi TDA(?), aun así solo es una sugerencia.
Por cierto, te quedó muy bien el Syaoran uke XD y no está corto el primer cap ~
Ah! y creo que esto va en "Expresate" no en "Arte", creo, claro n.nU
Rascal: Ki ki ku! *asiente y come pan*
Eh, Rascal, no está permitido traer anim-- o-oi! ese es mi pan!
*Se va persiguiento al escapista Rascal*
Ejem... En lo particular me
Una recomiendación, separa un poco más los diálogos o la narración, almenos a mi (no sé si ha alguien más) se me hizo un poco pesado leer todo tan junto, se me perdía entre tantas letras, aunque eso puede ser culpa de mi TDA(?), aun así solo es una sugerencia.
Por cierto, te quedó muy bien el Syaoran uke XD y no está corto el primer cap ~
Ah! y creo que esto va en "Expresate" no en "Arte", creo, claro n.nU
Rascal: Ki ki ku! *asiente y come pan*
Eh, Rascal, no está permitido traer anim-- o-oi! ese es mi pan!
*Se va persiguiento al escapista Rascal*
Invitado- Invitado
Re: Solos tu y yo
Vengo a decir que luego leeré, pero primero, Fukuwa tiene razón, este tema va en "exprésate" y no en esta sección, pero ese problema ya se puede arreglar. Otra cosa, te recomendaría poner en negrita los diálogos y separar los párrafos (si es que los hay) por un espacio.
Eso por ahora, nos veremos luego, cambio y fuera.
Eso por ahora, nos veremos luego, cambio y fuera.
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Lun Jul 09, 2012 3:45 pm por Invitado
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Lun Mayo 07, 2012 9:12 pm por Rin Tezuka
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Vie Mar 02, 2012 4:44 pm por Flippy Armstrong
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Mar Feb 28, 2012 3:44 am por Invitado
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Jue Feb 23, 2012 10:28 pm por Flippy Armstrong